LA PERDIDA DE LA FE


La pérdida de FE del hombre se ha dado progresivamente y paralelamente al proceso de tecnificación de la vida y la felicidad, cada vez que el hombre se aleja más de su esencial necesidad de dialogo y conocimiento interior, cada vez que deposita sus esfuerzos y su FE en aspectos externos y temporales, necesaria e inminentemente su FE estará viéndose debilitada y frustrada. La moda, los cánones establecidos de belleza, el dinero, la fama están supeditados a los ciclos del tiempo, y a esto supeditamos nuestra FE, la fortaleza más interna de nuestro ser, cuando olvidamos que la FE es un proceso de armonización de nuestro ser con el Universo Eterno y no un producto que te obsequian por la compra de una cartera de Moda.


Si ponemos nuestras metas, esperanzas o FE, en cosas perecederas, entonces nuestra vida va a estar restringida a lo perecedero y por lo tanto nuestra FE en el futuro va a debilitarse, condición que nos hará más susceptibles a la confusión existencial y al sin sentido; tal y como lo afirma Víctor Frankl en el Hombre en Busca de Sentido:“El problema del vacío Existencial y la desesperanza de la humanidad no es un problema psicológico, es un problema Filosófico, la gente desconoce quién es, y para que esta aquí”. Depositar nuestra FE en lo perenne, en lo que no perece, o en lo así llamado trascendental, facilita que nuestro actuar en el mundo adquiera un nuevo sabor, un nuevo entusiasmo que nos protegerá de la desesperanza, de la enfermedad de no ver un futuro para uno en este mundo.

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